Las personas que no gastan todas las calorías que consumen a través de su alimentación tienden a almacenar las grasas en ciertas zonas del cuerpo, como el abdomen, lo que incrementa su volumen corporal. Además, la falta de actividad física también aumente el riesgo de padecer determinadas enfermedades relacionadas con el peso excesivo, como la diabetes y la hipertensión y los ataques cardíacos. El sedentarismo también provoca que los huesos y los músculos pierdan fuerza y se debiliten, lo que puede derivar en afecciones oseas como la osteoporosis.