Esta debe enfocarse en mantener la salud y prevenir el desarrollo de enfermedades, a través del consumo de una dieta variada, sana y equilibrada de acuerdo a la edad, sexo y actividad física que realiza la persona. A su vez, los hábitos alimentarios saludables deben combinarse con estilos de vida propicios que incluyan la práctica regular de ejercicio físico, así como la reducción de alcohol y tabaco.