La necesidades de este mineral están aumentadas en la etapa de crecimiento de los niños y adolescentes, así como en las embarazadas, quienes deben mineralizar el esqueleto del feto y los lactantes, donde el calcio es uno de los ingredientes de la leche materna. Asimismo, las personas mayores también constituyen un grupo de riesgo, ya que su función intestinal va degenerando y se compromete de este modo la absorción de calcio.