Nuestro corazón también tiene cosas que agradecer al sol. Las personas que viven en latitudes altas en el mundo, están en mayor riesgo de sufrir hipertensión y los pacientes con enfermedad cardiovascular con frecuencia tienen deficiencia de vitamina D que la pueden obtener del Sol. En nuestro cuerpo existe un componente inflamatorio en la aterosclerosis y las células musculares lisas tienen un receptor de Vitamina D que las relaja, sugiriendo una multitud de mecanismos por los cuales dicha vitamina puede ser considerada como cardioprotectora.