Para que la reflexión posibilite el conocimiento de nosotros mismos, podemos aprovechar esos momentos de soledad y hacer contacto con los sentimientos que se generan ante determinada situación que nos afecte, pero también para ser sinceros con nosotros mismos o hacernos algunas preguntas: ¿Como me veo?, ¿qué anhelo?, ¿qué quiero?, ¿qué puedo hacer?, ¿como lo puedo conseguir?. Al hacerlo posibilitamos el conocimiento, lo que favorecerá que la soledad se viva como una experiencia que permite aprender de nosotros mismos.